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Según la Biblia, la sana doctrina crea un verdadero temor del Señor. Si este temor del Señor falta en nuestras iglesias, como parece ser, debe ser una señal de que no predicamos la verdadera Palabra de Dios y la sana doctrina. Enseñar la sana doctrina debería hacernos ver la necesidad de rendirlo todo a Dios y de vivir en la luz. No hay oscuridad, ni pecado, cuando caminamos en la luz (1 Juan 1:7). Se requiere verdadera piedad y santidad para caminar con Dios. En esta palabra profética para la Iglesia, Torben nos devuelve a la Biblia donde se encuentra la sana doctrina, incluyendo cómo abordar el pecado en la iglesia y en el individuo. ¿Ha estado enseñando la iglesia la sana doctrina? ¿Se ha vuelto tolerante con el pecado? ¿Puede esperar la iglesia que sus oraciones sean respondidas si hay pecado en el campamento? ¿Está la iglesia maldita porque ha permitido que el pecado prospere sin ser desafiado? ¿Puede una persona verdaderamente nacer de nuevo y continuar en pecado consciente? ¿Hemos estado enseñando una gracia que pisotea la sangre de Jesús? Estas son preguntas serias que deben abordarse si esperamos que Dios escuche nuestras oraciones. Su palabra para la iglesia: ¡ARREPIÉNTANSE!
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